Compleja cuestión de respuestas varias. No hay absolutamente nada que constituya la escencia misma de la literatura; para algunos no todo lo escrito será literatura o no toda ella se encontrará escrita. Casi todo puede hacerse literatura; es un arte. El arte puede expresar cualquier cosa; la literatura puede expresarlo todo, y no solo eso, sino además explicarlo, precisarlo, buscando las palabras y escenas adecuadas; se trata de obras artísticas que comunican y se expresan a través de las palabras.
Se refiere al papel que desempeña un texto en un contexto social, a lo que lo relaciona con su entorno y a lo que lo diferencia de él, a su comportamiento, a los fines a los que se puede destinar y a las actividades humanas que la rodean.
Es un arte profundamente intelectual: pensamiento y lenguaje son sus instrumentos; corazón y mente su contenido. Así, la literatura nos muestra y refleja no solo el escritor, sino, lo que también es muy importante, a su lector.
“No refleja al artista sino al espectador” diría Wilde del arte.
La literatura nos incita a la reflexión acerca de la propia experiencia; amplía la mirada y la comprensión de los otros y de otras culturas al sumergirnos en otras maneras de sentir, de pensar, expande las posibilidades sobre las formas de ver y de contar la realidad; permite más que otros discursos detenerse en el espesor de las palabras; nos sumerge en paisajes y tiempos a los que no accederemos por experiencia directa.
Además pide un lector que se emocione, que reflexione, que suelte su imaginación para la construcción de mundos posibles, que se detenga a interrogar y disfrutar palabras. Es siempre un camino venturoso que nos lleva al descubrimiento del mundo y de nosotros mismos.
Libro: NAP: Núcleos de aprendizajes prioritarios.
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